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Consideremos esta reflexión:
“Si he decidido aprender a
estudiar bien, debo proponerme
necesariamente, aprender a
aprovechar el tiempo. Lo
primero que debo hacer es
descubrir cómo lo empleo. Para
eso no hay mejor método que
anotar a lo largo de varios días
lo que hago hora por hora”.
Al revisar lo que anotamos, podemos descubrir que hay tiempo que no sabemos en
qué lo empleamos, que desperdiciamos horas o que nos faltan horas del día para
hacer todo lo que queremos; pero lo más grave sería descubrir que no nos quedan
horas disponibles para el estudio.
Para un alumno universitario eso es realmente grave y demanda una urgente
revisión de nuestro cronograma.
El estudio diario es un hábito que se logra con la repetición de la misma
conducta a través de los días.
¿Por qué no aprovechas una hoja de cálculo de Google Drive para hacer tu cronograma?